Un hombre
1. Pasa un hombre por la calle. Lo paro y le digo: -¿Señor? Estamos preparando un espectáculo. ¿Quiere usted entrar y tocar en el piano una sonata de Chopin? El hombre me mira extrañado y me dice: -¡Señor! No sé tocar el piano.
2. Pasa un hombre por la calle. Lo paro y le digo: -Señor, estamos preparando un espectáculo. ¿Quiere usted entrar y sentarse a una mesa tomando un café antes de suicidarse?
El hombre sonríe y me dice:-¡Por supuesto! Lo intentaré. De lo cual se deduce que al hombre le parece más sencillo «hacer sonar» a un hombre sobre la escena que a un piano. Se deduce que el cuerpo humano le parece un instrumento más sencillo de hacer funcionar como herramienta que el piano.
3. Estamos en el ensayo. El hombre aparece en el escenario y comienza a beber su café. El director le dice:-Señor, recuerde que es el último café antes de suicidarse. El hombre, hace fuerza y piensa en ello. Nada sucede. El resultado es lamentable.
4. Segundo ensayo. El hombre se sienta, toma su café y hace fuerzas por llorar. El resultado es peor aún.
5. Tercer ensayo. El hombre sigue con el café. Ahora solloza sonoramente y pone caras. El resultado es cada vez peor.
6. Cuarto ensayo. El hombre sigue frente al café. Se retuerce sin saber qué hacer. De golpe se para y dice:— Señor, tampoco sé actuar. Así comienza el libro «Nuevas tesis sobre Stanislavski: fundamentos para una teoría pedagógica» (2004), del argentino Raúl Serrano