El arte del actor
A fines de 2008 Artezblai publicó «El arte del actor en el siglo XX» de Borja Ruiz, un libro que se autodefine muy acertadamente como «un recorrido teórico y práctico por las vanguardias». Frente a las principales corrientes teatrales del siglo, el autor realiza un doble trabajo poco común en los manuales de teatro. Si por un lado analiza la historia por el otro lado se detiene en la técnica del actor. Y en este último sentido es que se transforma en un libro más que necesario.
El método adoptado para presentar los temas es el del teatro antropológico, al analizar siempre a cada «maestro» desde sus múltiples facetas, de las cuales las palabras y textos del «maestro» no lo son todo. La parte principal es la recepción que de ese autor se tuvo a lo largo del siglo, así como los medios técnicos concretos utilizados. Y es que en la práctica no existe «Stanislavski» sino en lo que el resto de directores y actores del siglo XX vieron en Stanislavski. Y también es un punto de vista antropológico desde el propio título: no es «el arte del teatro» sino «el arte del actor». Sólo se interesa por el hombre/mujer en la escena, descartando los puntos de la historia teatral del siglo que giraran únicamente en torno a cuestiones políticas o literarias como, y sólo por dar un ejemplo, el teatro del absurdo.
¿Qué aporta cada maestro al propio quehacer artístico?
Pero si por un lado la referencia del libro a clásicos como «El arte secreto del actor» de Barba-Savarese es insoslayable, «El arte del actor en el siglo XX» aporta el nuevo matiz que da un autor evidentemente interesado en comprender. Borja Ruiz antes que querer explicar a los demás las bondades de tal o cuál sistema parece interesarse personalmente en descubrir qué es lo que puede aportarle ese sistema a su propio trabajo artístico.
Para todo aquel que quiera artículos verdaderamente útiles sobre el «arte del actor» según los maestros de un siglo que para el teatro parece no acabar, encontrará en este libro una prosa viva y comprometida que recuerda al de viejas revistas de teatro «independientes», pero con la completud de una investigación teórica profunda y todo un cuerpo de citas y bibliografía que permiten transformarlo en una fuente más que fiable.
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ACTUALIZACIÓN 2013: Un fragmento de este comentario fue publicado en la 2ª edición del Libro, publicado este año.