LOMBÓ… Paz 2010
Paz en 2010 para bufones y saltimbanquis, poetisas y pintores, histéricas, neuróticos, delirantes y hambrientos; para los inútiles, los aburridos y los suspensos. Para las viejas decrépitas que sólo saben una canción, los suicidas fallidos, las adolescentes deformes y los sin remedio enfermos. Para los reyes sin reino y los que predican a montañas de cuerpos putrefactos. Paz en 2010 para los que siguen instrucciones de sueños redactados en cristales empañados. LOMBÓ.
Desde este punto de vista, todos somos como aquel pequeño francés que, en [el campo de concentración de Buchenwald], se obstinaba en que, el escribiente, que también era un prisionero y que registraba su llegada al campo, redactara una reclamación. ¿Una reclamación? El escribiente y sus ayudantes se echaron a reír. “Es inútil, viejo. Aquí no se hacen reclamaciones.” “Es que, mire usted, señor”, decía el pequeño francés, “mi caso es excepcional. Soy inocente.” (Albert Camus, “La caída”)